LAS MENTIRAS SANGRANTES DEL AMOR

Es julio en algún lugar de la congoja
todo lo que veo y lo que siento
son las hojas muertas
que me dejó tu viento fugaz.

Tendido en el paso de los cuervos
escucho los ecos lastimeros,
la voz inquieta que arrastran
cada uno de mis desengaños.

Me pregunto ¿En qué suelo
posarás tu cuerpo?
¿Con qué tierra flagelarás
el esqueleto de tu amante?

¿De qué color es la ilusión?
La ilusión es color de cementerio,
en las mentiras sangrantes del amor,
cada lágrima matiza su desgracia.

Sé que tus días floreados
ya no serán parte de mis tempestades
para contemplar como corre la sangre
por los surcos que dejaron tus besos.

Con un velo de espinas
cubriré esta noche tu belleza
hasta que cada caricia punzante
se convierta en fúnebre plegaria.

Ya no moveré los pasos
más que al ritmo de mis propios intereses
surgidos desde un mar de gusanos
que se agitan más allá del tiempo.

Y al final, sólo al final,
entre paquetes de rosas y de cirios
recogeré tus lágrimas en mi cráneo
para beberlas hasta saciar el vicio.