DE LO PROFUNDO TE INVOQUÉ

De lo profundo te invoqué
en una tarde de juegos suicidas,
frente a las puertas cerradas
mientras se me partía el alma,
cuando no hubo nadie para calmar el hastío,
cuando el corazón me dolió,
en el hálito del primer tabaco
que más que un vicio en ese entonces
fue el único abrazo que recibí,
de lo profundo te invoqué
con la navaja y el veneno
surcando los laberintos de la tristeza,
cuando tuve que salir al mundo
con varias supuraciones en la existencia,
cuando mis manos se hicieron viejas
después de teclear tu nombre
en las llamas de mi inquisidor,
pero jamás me escuchaste.